El antiglamour de Girls, o como obsesionarse con la serie de moda
Sin el furor de internet, el conocimiento de Sex and the City me tocó cuando me fui a vivir sola y el vínculo con la serie jamás me pasó por la ropa, el sexo o una vida frívola cuyo mejor pasatiempo es el cafecito del día y la fiesta de la noche, sino que la asociaba a las historias de relaciones, la moda y comenzar una vida que me tiene como protagonista absoluta, que abarca los 20 años y primeros 30. Sex and the City es una oda a los 35.
Cuando no se pudo descontextualizar más el espíritu de Sex and the City llegó Girls, también de la mano de HBO y con la moda lo explico.
Sex and the City exteriorizó el concepto de la democratización de la moda llegando la legitimación con la colaboración de Karl Lagerfeld con H&M, en 2004.
Usar prendas de diseñador ya no sería algo de elite y luego de la serie no volvió a ser lo mismo.
Del dress code de marca evidente en el look total al mix de firmas y el atrevimiento del low cost y alta gama en el mismo outfit. Los accesorios al poder, desde los zapatos a la flores como fetiche de la escritora newyorkina que daba que hablar por la inconsistencia entre su estilo de vida e ingresos y lo que la asemeja con Girls: así como SATC impulsaba colecciones recién vistas en las pasarelas de las capitales de la moda, también aprovecha el patrimonio del pasado. La serie que tiene a Lena Dunham como guionista, directora y protagonista, compone su vestuario - a cargo de Jennifer Rogien - en las ferias americanas.
El dato de color lo da otra de las estrellas de la serie, Jemina Kirke. Ella es la hija de la dueña de Geminola, una tienda vintage que está ubicada a una cuadra de la casa de Carrie Bradshaw y de ahí sacaron prendas para vestir ambas series.
Mientras Seinfeld se convierte en quinceañero, Sex and the City es el mito del eterno regreso tocándole los talones Friends, Girls se posiciona con dos temporadas (y una tercera en producción) apelando a la nueva realidad, en la era de crisis económica, personales y un guardarropa sin el consumismo como ideal de estas cuatro amigas convirtiéndose en adultas en pantalla.
La metáfora que mejor encuentro que asegura el pasaje de generación es que, mientras las chicas de Sex and the City hacen degustación en las azucaradas Magnolia Bakery (otra exageración del entorno SATC! solo hubo una escena en el lugar que hoy miles de turistas visitan como culto, sobre Bleecker Street), las chicas de Girls se dejan ver en las veganas BabyCupkes.
El look y el escenario de Girls
Aquí me tienen como seguidora de Girls, ¿Ustedes?