La belleza para decorar el tocador y cuidar a la piel
Estuve mirando el catálogo "Vanities: Art of the dressing table", la
exposición que tuvo lugar en el MET Museum hace dos años. En esta
muestra se exploraba la evolución del tocador y los rituales de belleza
que allí se llevaban a cabo, como oda a la vanidad.
La "vanity table", tal como la conocemos ahora, tiene su origen en el siglo XVII. En la actualidad este gesto de mirar tocadores ajenos y baños decorados con productos listos para comenzar este rito queda impulsado en imágenes digitales de ensueño, con Instagram como pantalla para exhibir la intimidad que deleita al voyeur ocasional.
Llego a este repaso luego de recibir una de las líneas de Bless, la firma argentina de productos de la industria de la belleza y cuidado personal (con producción para la marca propia y ajena, como Karina Rabolini y Ricky Sarkany).
Bless se presenta en el mercado proclamando que sus artículo retratan un espíritu libre y positivo pero también apostando al packaging para que cada producto pueda convertirse en un objeto de decoración para el cuarto de baño. Colores vibrantes, envases suaves al tacto y detalles como metales y presillos de color, los productos de Bless aspiran a crear una experiencia visual que trasciende al tratamiento de la piel.