#Mujeres Perfil de estilo de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner
Imagen Presidencia
La evolución del estilo de Cristina Fernández de Kirchner es tan contundente como su carrera política. La primera mujer elegida presidente de la Argentina comenzó como diputada de la provincia de Santa Cruz, cargo que ejerció durante tres períodos consecutivos, y luego como senadora. Durante la primera magistratura de Néstor Kirchner, CFK dotó de un nuevo perfil al rol de Primera Dama. Fue entonces, como activa y estratégica representante del país en el exterior, que su look dio un giro radical. De aquel estilo informal de jeans y suéteres –acompañado por un flequillo sin gracia– con el que se dejaba fotografiar junto a su familia en la Patagonia, evolucionó con su protagonismo.
Paradójicamente, los hitos que la caracterizan se identifican con los gustos de la mujer argentina promedio: preferencia por el color negro, maquillaje teatral, abundantes accesorios. Y una actitud: estar atenta a la moda sin reconocerlo.
Su silueta admite prendas de la diseñadora argentina Susana Ortíz como de la firma italiana Prada, vestidos y camisas de Pablo Ramírez y Marcelo Senra. Esa es la síntesis del estilo CFK: adaptar cada etiqueta a su punto de vista, gesto que denota una convicción personal muy marcada en materia de imagen. Su guardarropas siempre dio que hablar, demostrando su habilidad para apelar a la indumentaria como herramienta de comunicación política. En los últimos años, el debate giró en torno a dos elecciones tan premeditadas como polémicas. Primero, su opción por el negro, asociado al luto y a la tristeza, que vistió rigurosamente desde la muerte de su marido, en 2010, y hasta hace pocas semanas.
De la frivolidad en la que despista a la platea periodística en su interpretación de la moda, los que adoran a Cristina la ven como una bella dama de la novela gótica, los que la critican la describen como una Lady Macbeth, en el medio hay una mujer que sabe comunicar con la ropa.
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Pasado el tiempo, CFK se ocupó de aclarar que lo seguía vistiendo como un homenaje a Néstor, ya que era su color preferido. Como sea, es indudable que el negro está cargado de significados, por lo que también es válido asociarlo a la simplificación de la silueta así como a la resolución de anular la vestimenta como foco de debate. Es imposible que a CFK se le haya escapado que un total black genera mayor impacto dramático en una escena dominada por hombres de traje. El segundo tema de discusión se suscitó durante la campaña de las PASO, cuando se animó a lucir calzas, desafiando todas las reglas con un ítem impensado en el protocolo presidencial. Justo cuando los análisis de su estilo vivían una nueva primavera, su imprevista operación y posterior reposo obligó a una pausa no exenta de conjeturas sobre las condiciones en que volvería al ruedo, siendo su indumentaria uno de los tópicos. Efectivamente, para su reaparición mediática, transmitida a través de las redes sociales, Cristina maquilló un juego semántico acercándose al blanco, identificado simbólicamente con lo nuevo.
Ya sin las transparencias, lentejuelas y brillos con los que matizó el negro en los últimos tiempos, frente a la cámara comandada por su hija Florencia, la Presidenta apeló a los básicos: un cárdigan, un pantalón sastrero y una camisa blanca. Así llegó la primera señal de que, finalmente, la presidenta cerraba un período de tres años de outfits negros.
La saga del new look presidencial siguió con una falda midi de estampado floral gris y fondo blanco para tomarle juramento al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y continuó en la mirada pública en blanco total para la jura de la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez y el sacerdote Juan Carlos Molina, a cargo de la Sedronar, reincorporando inclusive esos toques que siempre la destacaron: drapeados, brillos y encajes que colman de detalles sus conjuntos y la han posicionado como una jefa de Estado coqueta.
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Un acierto: Carente de iluminación, el negro es un tono relacionado con un estado de ánimo apagado. La reaparición pública de Cristina, tras su licencia médica, matizó el total black de los últimos tres años con una camisa blanca, señal de actitud positiva, intención de cambio y fin de un luto que parecía permanente.
Un desacierto: CFK siempre fue fiel exponente del modo de vestir de las argentinas. Implementar las leggins fue un gesto para acercarse más, en tiempos de campaña, a lo que sucede en las calles. Aún siendo una situación excepcional, cruzó un límite vedado a su investidura.
Una sugerencia: Con el papa Francisco lució vestido de Pablo Ramírez y sombrero de Florencia Tellado. Su opción por diseñadores argentinos en eventos de semejante exposición mundial debería ser más frecuente para aprovechar la difusión de la marca país textil.
Publicado en Clase Ejecutiva, la revista del diario El Cronista.