#Guardarropa El vestido camisero
A una camisa no se le puede pedir que sea más de lo que es, pero sí tiene un poder transformador. Abrir el escote por un botón desabrochado de más, mangas arremangadas hasta el codo, un cuello abierto para quitar formalidad o la sensualidad de una mujer llevando la camisa robada a su hombre y en su versión urbana cuando se la saca a la calle y compone el vestido camisero. Bello. Simple. Desestructurado. Básico.
Hace meses guardé estas fotos de street style de Leandra Medine. Me parece una postal maravillosa, sobre todo en una era de imágenes digitales que teatralizan, con esta fashion blogger a la cabeza, cualquier cosa que se lleve puesto.
En lo personal me interesa la facha de Elin Kling, una blogger sueca que desde el inicio de la blogósfera fashionista mostró su estilo, adaptando regalos y campañas para mostrar ropa a su identidad, sin que parezca forzado, artificial o prestado.
Ella supo mostrar la esencia del básico, eso que lo hace elemental para mostrar otro sentido de aquella prenda requete conocida del guardarropa, pero mi reverencia va para este look del vestido camisero de la chica detrás de Man Repeller, toda una referencia para vestir en el verano.
Favoritas: Las sandalias de plataforma de Prada
No es muy usual encontrar estos looks por las calles de Buenos Aires, sencillamente porque las marcas no lo proponen. Los dos modelos que encontré fueron Giesso, en su versión de seda, y en Calandra, de rayón.
Las demás vidrieras piensan el vestido camisero como un aliado para la playa, por lo que se hace incompatible sumarla a la rutina porque las telas suelen ser transparentes o con tajos que buscan registrar la bikini al caminar.
El vestido camisero de Christopher Kane en la silueta de Leandra Medine
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Imágenes: Man Repeller / Harper's Bazaar