Mujeres vestidas por mujeres: Hacer Ffocco
Florencia Fiocca fue una de las diseñadoras fundacionales del mmovimiento Diseño de Autor en Argentina. Ella participó de esta camada de diseñadores, surgida tras la crisis de 2001, como Ffiocca. Pero un día cerró su local, una esquina enorme de San Telmo, en México y Perú. “La exigencia de la moda, el borrón y cuenta nueva, no era para mi. Esa necesidad de correr con la novedad hoy ya no es tan así porque la moda no es tan radical ni las tendencias son tan severas. Y está muy bien, porque eso era obsoleto”, recuerda ahora, sentada en su espacio de trabajo de Colegiales donde desarrolla Ffocco, una marca de ropa calma.
“Había borrado a la moda de una manera muy poética”, dice Florencia Fiocca y asegura que con Ffiocca no logró hacer una empresa. Entre errores y falta de experiencia por edad, cuenta que su fuerte no fue el mercado local sino el internacional. En aquellos años tuvo un representante que llevó la marca a ciudades insólitas de Estados Unidos, Japón e Inglaterra, hasta que decidió avocarse al mercado argentino y del que rescata la experiencia de la tienda propia, por el contacto con la clienta. “Aprendés un montón, pero fue otra etapa, decidí cambiar y no tengo melancolía.”
Durante un tiempo, los mails de Fiocca habían cambiado el tema: vestidos por yoga. Ante la consulta, en aquella época Florencia respondía que ahora fabricaba para otros y se dedicaba a asesorar a marcas. “No pensé que iba a volver a hacer ropa, me había peleado con la moda y sabía que no quería volver con algo fashionista”, dice hoy, con Ffocco transitando su tercer año y trabajando su marca por etapas.
“Hice el instructorado de yoga, que es lo más constante que hice en mi vida porque te ordena y está muy alineado a mi forma de ser. El oficio me encanta. Hago los moldes, estoy metida con el producto y cuando pensé en unir yoga y diseño me di cuenta que era algo que no existía en el mercado. Empecé a indagar y era posible desarrollar una marca con ropa específica, por moldería, por materiales, por carta de color. Así arrancó Ffocco.”
La bajada de Ffocco es ropa calma, prendas que generan en si una experiencia y no solo para las personas que practiquen esta disciplina milenaria. Toda la experiencia de la diseñadora se puede apreciar en las prendas, como todo el conocimiento hacia adentro que ofrece el yoga:
“Me obsesionaba que al levantar los brazos se levante también la remera. Entonces hice una modificación en la moldería para que sea holgada y quede una manga muy campana, que, cuando muevo el torso, no se levante. También experimenté con el tacto a través de la selección de los materiales. Todas las partes de arriba son de algodón con mezcla de lino, de seda, de lana y las de abajo con telas tecnológicas. Son materiales más sintéticos porque el algodón no se banca la doblada de rodilla, queda marcado y deforma la ropa. Las calzas son prendas más tecnológicas, observo los largos - que no se vea la cola y que el tiro proteja a los riñones -. La colección está diseñada con prendas en capas. Si bien el yoga está relacionado a la meditación, también levantás temperatura”, reportea sobre las prendas que componen las colecciones.
Los percheros de Ffocco son itinerantes y van rotando por centros de yoga durante 10 días; ese es el período de tiempo para comprar antes que la marca siga camino a otro espacio. “Es novedoso y me parece más interesante a que se queden eternamente en un mismo lugar”, argumenta la diseñadora sobre esta dinámica para comercializar.
Florencia Fiocca encontró la fórmula para reunir los dos intereses que la motivan. También se da espacio para dictar talleres de diseño introspectivo. “Mi intención es que cada persona tenga su propia identidad, que los cambios sean individuales para funcionar en contexto”, y remarca que queda mucho por hacer.
Imágenes: Ffocco