La nueva generación Couture
"¡Mi nombre es verdadero y estoy soltero!", se ríe el joven diseñador de 20 años haciendo referencia a la posibilidad de creer que Jorge Rey es un nombre artístico.
Espontáneo y risueño, me hace escuchar la música de su próximo desfile que presentará en marzo de la mano de Héctor Vidal Rivas, en el BAAM (Argentina Fashion Week). Solo me deja espiar el sonido, el resto es sorpresa.
Al principio no era tan fácil, en Rufino, una ciudad de Santa Fe con 20.000 habitantes, un chico gay que cosía y estaba decidido a dedicarse al diseño… pero yo siempre luché por lo que quería. El problema era de los otros, no mío.
"¡Porque siempre me gustaron las princesas!", entonces yo visto reinas, comenta con picardía y sigue: "A mi me encanta la noche, las fiestas, estar entre telas, mi abuela del corazón cuenta una anécdota, que me describe de pies a cabeza. La historia es así, habíamos ido a un lugar que vendían vestidos y yo quería comprarle uno mi mamá. La chica muy dulcemente me dijo que no creía que ese vestido tan chiquito fuera a entrarle y yo, con 5 años y toda mi convicción, le respondí: No importa yo se lo arreglo."
En mi casa todas las mujeres aprendían a coser con Rosa y a los 15 años junto a Salomé, mi mejor amiga, empezamos a ir a lo de Rosita, quien hoy día trabaja conmigo. Ella se vino a Buenos Aires y me acompaña en todas mis locuras, en este mundo “Rey”, como yo lo denomino."
~ ¿Cómo fue venirte a vivir a Buenos Aires?
"Yo siempre quise venir a Buenos Aires. Acá hay muchas más posibilidades y hay que ser realistas, mas allá que amo Rufino, es cierto que Dios atiende en Buenos Aires, y por suerte recibí todo el apoyo de mi familia. Vine a estudiar Diseño de Indumentaria y a vivir con mi hermana que ya estaba acá, y si bien el desarraigo fue doloroso, soy un afortunado y estoy consciente de eso. Soy joven, el año pasado abrí mi atelier, estoy haciendo lo que amo y voy creciendo profesionalmente."
"Acá, en Argentina, hay mucho talento y no todos tienen la posibilidad de realizar aquello que desean. Pienso mucho en eso y también en ayudar desde mi lugar. Me escriben chicos en Instagram contándome que quieren venirse a estudiar acá y yo los aliento a animarse."
~ ¿Cuándo presentaste tu primera colección?
"La primera colección la presenté en Rufino y se llamó “L’ envie des perdus” (La envidia de lo perdido), inspirada en una niña que pierde su pureza. Vinieron 500 personas ¡un montón! Imaginate, yo tenía 17 años y organicé todo. La iba a hacer a beneficio de una fundación que a los tres meses se bajó y me dijo que era demasiado complicado lo que quería realizar. Pese a todo, no iba a abandonar mi deseo y así fue como con la ayuda de mi familia y mis amigos realizamos todo en tiempo record. Una pasarela que simulaba ser un bosque y 13 vestidos hicieron el resto. Una vez finalizado el desfile elegí dos fundaciones y doné lo recaudado."
"La segunda colección que presenté fue en el Six O’ Clock Tea, en Buenos Aires en junio de 2018. Lanzaron una convocatoria para nuevos diseñadores, mandé mi portfolio y quedé seleccionado. Llamé llorando a mi mamá, a mis amigos, dos días antes. No podía dormir, fue muy fuerte, una bisagra en mi carrera. Acá me recibieron súper bien. Lógicamente sorprendidos por mi edad -tenía 19 años-, pero como algo positivo."
~ ¿Cómo es el detrás de escena de tus procesos creativos?
"Yo soy muy emocional, entonces mis prendas reflejan esa faceta de mi personalidad, ese sentimiento que me atraviesa. En cada pieza se fusionan el drama y el amor; experimentar y ponerle mi toque de histrionismo y fantasía, por eso pongo mucho en cada vestido o conjunto dos piezas", abre los ojos, otra vez sonríe y cuenta:
"Hago el primer dibujo donde sea. Tengo carpetas llenas de bocetos que después voy filtrando y de esas siluetas empiezo a sacar flechas, anotar, tachar y poner las modificaciones. Empiezo a buscar las muestras de telas", dice mientras aclara que le encanta caminar y recorrer hasta dar con el género que será transformado. "Pienso en los colores, las texturas, los recursos y morfologías. También escribo esas ideas que voy puliendo y en ese proceso, casi como en una epifanía todo termina cerrando, porque yo pienso de manera integral, como si todo fuese una sola pieza. En la colección desde la producción general, cómo quiero presentarla, las invitaciones, el desfile, el peinado de las modelos y por supuesto la música, en mi vida todo está musicalizado. Todo lleva un tiempo, son piezas de arte, cada clienta tiene su molde con nombre y apellido, todo se cose a mano, es un trabajo artesanal. Y eso se valora. Al momento de crear me tomo mi tiempo y, como con los cuadros, me alejo de mis prendas, las miro, pienso que hay qué agregarle o dónde colocar una pinza."
"Al momento de crear estoy abierto y no me limito, ya que me gusta que las personas sean libres y esa libertad también implica comunicar nuestros deseos. El vestido que diseñé para Florencia Peña para la último programa de 'Showmatch' tenía todo: escote, plumas, bordado y tajo. A mí no me importa lo que vayan a decir."
"Las flores en 3D, el volumen, los lazos, esos que te envuelven, las plumas y las mangas, ¡ay! amo las mangas y el color rosa viejo."
A la mujer la pienso muy femenina y llena de fuerza, porque no son variables que se contraponen, al revés, así son las mujeres más importantes de mi vida, con las que me crié. Para esas mujeres diseño."