A qué huelen los perfumes sustentables
Julián Bedel no encaja en el estereotipo del 'nariz', pues el creador de Fueguia 1833 ofrece teorías científicas y se vale de la química para explicar el mundo de los aromas, que crea en Uruguay y en Italia. Las boutiques parecen laboratorios donde los perfumes son los objetos a desglosar. La pretensión es alta, este laboratorio de perfumes, fundado en 2010, fue pionero en la producción de fragancias sustentables. En Fueguia 1833 se utilizan ingredientes biodegradables y nada de origen animal sino de la botánica y asegura que es posible llegar al mismo resultado. "Cuesta 100 veces más caro, pero se puede hacer", dice el hijo del artista Jacques Bedel.
Mi viejo tenía su taller en la casa donde vivíamos cuando éramos chicos, eso exacerbó mi curiosidad. Mejor dicho, me dio la posibilidad de convertir la curiosidad en algo tangible. Al principio gestioné esa libertad en pintar y en la música, que luego continué al trabajar con el perfume."
¿Por qué un laboratorio de perfumes?
Llego al perfume leyendo una teoría científica de cómo olemos y ahí me fasciné. El perfume terminó siendo como la pintura o la música, algo que uno puede combinar y sabe hasta dónde da una fórmula o qué se le puede agregar, más allá de toda la parte química y científica que tiene que ver con la extracción de las plantas. Si bien no tenía una inclinación por los perfumes o su estética, cuando me mudé con mi novia vi que ella sí disfrutaba de ese universo.
El perfume Biblioteca de Babel de Fueguia 1838 está inspirado en el escritor Jorge Luis Borges, imaginando los aromas que emanan de su biblioteca.
¿De ahí que un aroma puede reavivar recuerdos o trasladarnos a otro momento?
Mas bien se trata de los cambios fisiológicos de nuestro cuerpo. Ese olor con el que asociamos los recuerdos cambia y tiene un efecto diferente en cada persona. Al estar relajados o excitados esa imagen nos condiciona, entonces no es solo un tema de memoria o recuerdo. El poder que tiene el olfato sobre nosotros es más profundo de lo que se cree. Nuestro sentido olfativo no descansa nunca y estar atentos es parte de nuestra naturaleza. El hecho de tener nuestro cerebro hace que podamos construir asociaciones y que podamos tener una memoria, apropiarnos de ese olor, asociarlo a un momento, a una persona. Esto obviamente a una rata no le pasa.
Es apasionante: todos olemos todo diferente", dice el creador de Fueguia 1838.¿Por eso los perfumes huelen distinto en cada piel?
Si, cualquier olor que llegue a tu nariz es porque algunas de sus moléculas son volátiles y por eso se genera el fenómeno. Las cercanía o la intimidad con la persona no es igual a cuando pasa una persona cerca tuyo por la calle. Si tu piel es muy seca, muchas notas frágiles se van enseguida, se pegan y no se agarran a la piel. Ese olor va a cambiar entonces. Además, en pos de preservar nuestra capacidad de supervivencia, como hombres neutralizamos moléculas a las que estamos expuestos; todos tus olores a la media hora ya son considerados como propios. Es lo que le pasa al señor que recoge la basura, a los 15 minutos de subirse al camión ya no huele la basura. Lo neutraliza. Lo interesante también es lo que provocás en el otro, pero vos no te lo oles.
Imágenes: Fueguia 1838