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Mujeres Vestidas por Mujeres

Notas de Autor por Lorena Pérez

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4 años, cientos de looks: Cuál fue el aporte de Juliana Awada como Primera Dama


La actitud llevada con poco artificio, sin necesidad de extrema decoración, es posible resumir así los días de Juliana Awada como Primera Dama.

La compañera del Presidente Mauricio Macri tiene una presencia colmada de estilo que la distingue. Su look está asociado al chic, la categoría estética que enmarca una elegancia descontracturada, rápida y que parece fácil de conseguir. En casi cuatro años en su rol, Juliana no alzó su voz de manera elocuente y más bien los comentarios hacia ella estuvieron referidos a su evidente belleza, su manera de vestir y, a modo de informativo, el valor de las prendas que usó. La mujer que llevó etiquetas de lujo mientras la economía implosiona. Pero la indignación que estallaba cuando la expresidente Cristina Fernández de Kirchner usaba joyas o carteras de logo evidente nunca se acercó a lo que Juliana podía provocar con su vestuario.


La ropa puede ser profundamente simbólica y la moda acostumbra a estar asociada a la frivolidad, se la señala como indiferente o superficial, pero en verdad eso queda para las personas que la usan. Copió a Michelle Obama pero no hizo un uso político de la vestimenta como la exprimera dama estadounidense, quien priorizó el “Hecho en New York” como condición de uso, entre tantas cosas. Juliana está vinculada más a la imagen de Jackie Kennedy, la mujer que creó un estilo en 3 años.


Esta es quizás la época más emocionante para ser mujer, porque se transita un proceso histórico de liberación. En el momento de mayor intensidad, Juliana cumplió sus funciones de Primera Dama, pero dejó pasar la oportunidad de ser recordada por algo más que sus looks, se mostró como esposa y madre, a pesar de ser una empresaria. Tampoco estuvo en su agenda soluciones hacia la industria textil, entendiendo también que ella misma proviene de una familia de textiles.

Fiel asistente a los desfiles, en los últimos años no se dejó ver por ninguna de las presentaciones, pero sí fue una habitué de las del mundo de las artes plásticas. Usó algunas piezas del guardarropa local, como LyU, Roma Renom, Javier Saiach, Gabriel Lage y sobre todo Ménage à Trois, una etiqueta que pertenece al sistema de la moda de boutique que replica la imagen de moda propuesta por marcas europeas. No fue una elección astuta.


En los pantalones chupines, sandalias, blusas, blazer y clutch se reconoce su uniforme de mujer moderna. Vestidos de ensueño que pueden venir de la alta moda o armado de los percheros de Zara, Juliana nunca desentonó o desacertó, como diría la prensa especializada en la apariencia, más bien dio una imagen hermosa y repetitiva de sí misma.

El pelo fue otra seña particular de distinción. Largo, un castaño en tono chocolate algo artificial que aferrado al brushing dejaba caer el trabajo de la buclera sobre los hombros, media cola o un rodete cerrado por sus mismas mechas para encuadrar un rostro siempre sonriente y maquillado muy natural.


La presencia amable de Awada está significativamente asociada al estilo de las mujeres argentinas y también conectada al espíritu estético de la moda global. En sus apariciones públicas como oficiales, la Primera Dama y empresaria usó y repitió marcas como Prada, Stella McCartney y nunca faltó Céline. Incluso, el repertorio de carteras ideado por Phoebe Philo, la ex directora creativa de esta casa francesa, pasó por la mano de Awada. Y en esta elección es posible establecer una explicación y valor a su vestir. La diseñadora inglesa Phoebe Philo manejó la moda con ropa cómoda y pensada para trascender el tiempo y distinguir a quien la usa. La noción de vestuario por sobre la idea de moda entendida como tendencia y renovación de prendas. Así se define el espíritu de la moda de esta época al que Juliana en estos 4 años sentó base.


La simpleza lujosa marca el zeitgeist estilístico de esta época y es capaz de expresar ideas, entronizar con sustancia el semblante de la apariencia, tan asociado a lo femenino. El vestir en el poder es importante porque articula intenciones y significados. En Juliana, entonces, percibimos una imagen bella. Para saber si en sus días como Primera Dama esta mujer de 45 años y metro 73 hay una herencia de estilo que marque un momento, hay que esperar.