Por Ana Belen Arrastia | Profesora en Historia
En Londres a finales de los 70 el punk estaba de moda: alfileres de gancho, hojas de afeitar, tornillos y anzuelos colgaban de la ropa o de la cara de los jóvenes. Cabellos rapados o teñidos de colores fluorescentes, remeras rotas, gafas angulosas, collares de perro y corbatas directamente usadas sobre la piel, se sumaban a la extravagante parafernalia.
Sé infantil, sé irresponsable, sé irrespetuoso, sé todo aquello que la sociedad odia.”
Eran frecuentes los botones, parches e inscripciones de motivos variados, desde nombres músicos de rock hasta frases que constituían el mas puro reflejo de la cosmovisión punk: Destroy, No Future. Las chicas se apropiaron de ítems provenientes del fetichismo y del sadomasoquismo, como las medias de red, las ligas, el taco aguja y el corpiño que se asomaba por debajo de la ropa.
El impulso creativo de esta estética se inició en el 430 de King´s Road, en Chelsea, al oeste de Londres, donde la pareja conformada por Vivienne Westwood y Malcolm McLaren decidió poner una tienda.
McLaren había considerado la idea de abrir una librería desde donde irradiar su ideología situacionista aprendida al calor de los años 60, pero la idea no prosperó y resultó mejor una tienda con una buena colección de discos de los '50. Malcolm sumó algunos pantalones confeccionados por su novia a partir de unos tubos de goma negra que se habían robado de una fábrica. La pareja bautizó la tienda con el nombre de Let it Rock en 1971. Allí vendieron vestimenta para teddy boys y pin ups, combinando rock and roll con emblemas revolucionarios y rechazando abiertamente el estilo hippie imperante en la década de 1970.
En 1973 Let it Rock cambió su nombre por el de Too Fast to live, Too Young to die y un año más tarde por el de Sex, con el objetivo era atraer como nuevos clientes a los chicos jóvenes decepcionados con el viejo rock.
La materia prima de Westwood provenía de las donaciones al
Ejército de Salvación o de elementos descartados en la basura que se readaptaban otorgando un valor añadido a la pieza. Su forma de producción se basó en el instinto y métodos poco tradicionales, como cortar la prenda sobre el cuerpo en lugar de hacerlo sobre una superficie plana, lo que hizo a sus diseños muy originales.
La indumentaria se volvió cada vez más salvaje, aparecieron materiales como el látex, el caucho y el cuero con los que confeccionaron prendas adheridas bien al cuerpo. La tienda Sex era radical y desafiaba la ortodoxia en el vestir. Nada resultaría más explícito que poner en una vidriera en el medio de la calle lo que antes se escondía en lugares semi secretos. El fetichismo salió del armario: látigos, cadenas, máscaras, pinzas para tetas y fragmentos del Manifiesto S.C.U.M. formaban parte de la decoración del local.
Cuando todo el mundo usaba pantalones anchos y plataformas, la misma Vivienne Westwood adoptó el bondage como total look. Un chico fue arrestado por usar una remera de Sex que estaba estampada con una escena pornográfica protagonizada por un par de cowboys.
En 1975 McLaren descubrió a los
Sex Pistols. En un principio fueron concebidos como un grupo para promocionar la ropa de la tienda y el brazo musical de su ideología. Rápidamente adquirieron vuelo propio logrando escandalizar a Inglaterra y al mundo entero, a pesar de su corta vida. En 1976 estrenan su primer sencillo:
Anarchy in the UK. La iconografía Westwood se perfeccionó con el famoso retrato insolente de la reina, coincidiendo con los festejos del jubileo. La tienda cambió otra vez de nombre por
Seditionares: Clothes for Heroes.
En Seditionaries los clientes podían encontrar entre sweaters deshilachados, remeras rasgadas, vestimenta de combate del ejército y pantalones bondage, la camisa anarquía o alguna remera con instrucciones para fabricar una bomba molotov tomados del Anarchist Cookbook de William Powell.
A fines de 1980, Seditionaries dejó de existir para llamarse World's End. Westwood dio un giro con su colección Pirate, pero la reina del punk nunca olvidó su esencia y sello distintivo. McLaren continuó con nuevas búsquedas musicales mas allá de los Sex Pistols.
Aquello que emergió en el 430 de King´s Road fue mucho más que un ajuar de artefactos provocadores. Se trató de subvertir los gustos y valores de la burguesía a través de la moda. Se dejó la huella inequívoca de saber que el arte de arreglarse puede ir contra el sistema.