Sex and the City y Girls, el encuentro que nos convoca
Las chicas se mantienen como novedad. La primera noticia es la llegada de Sex and the City a Netflix, la otra es la conmemoración de los 12 años de la salida al aire de Girls. Cada época tiene su serie de referencia. Así fue hasta la llegada de las plataformas on demand donde el exceso de información y su circulación en demasía digitaron los gustos minuto a minuto del espectador. Entre 1998 y 2004, Sex and the City estuvo al aire por HBO y hace 20 años se despidió con la sexta temporada, pero sin embargo su presencia es contundente. Como la Rebecca de Hitchcock.
La moda en Sex and The City, la figura de Carrie Bradshaw, las dos películas de SATC y And just like that, la secuela de la serie neoyorquina… No hay con qué darle. Gils nació en el 2012 y dio a una humanamente lúcida Hannah Horvath y también a Marnie, Jessa y Shoshanna. Ahora se festejan los doce años de GIRLS, también de la factoría HBO, pero su estatus es más de culto.
Sin el boom de internet, Sex and the City se posicionó como un show con ropa, la vida de día en cafeterías, y de noche entre bares y camas, los hombres, la vida profesional y el romantizar al amor en tanto la vida de a dos estaba en pausa. Sex and the City es una oda a la mujer en sus treinta.
Con el temperamento activo y dinámico de Sex and the City, en abril de 2012 llegó Girls. Como un espejo, la moda en ambas series ofician de libro de historia que responde a los valores éticos y estéticos en la sociedad. Sex and the City exteriorizó el concepto de la democratización de la moda, cuya legitimación llega cuando la serie se despedía del aire. El hecho que consumó el cambio para la moda fue la colaboración de Karl Lagerfeld con H&M, en noviembre de 2004. A partir de este gesto, usar prendas de diseñador ya no sería algo de elite. Del logo evidente al atrevimiento del low cost y alta gama en el mismo outfit. El culto a la marca daba lugar al culto a la imagen.
Sex and the City ofreció los accesorios potentes, los zapatos fueron una proclamación y las flores un fetiche para Carrie Bradshaw, más la catarata de diseños dieron que hablar por la inconsistencia entre su estilo de vida e ingresos como columnista devenida en escritora. Así como Sex and the City impulsó colecciones recién vistas en las pasarelas de las capitales de la moda, también aprovechó el patrimonio del pasado. En tanto la serie que tuvo a Lena Dunham como guionista, directora y protagonista, compuso su vestuario - a cargo de Jennifer Rogien - en las ferias americanas. El dato de color lo da otra de las estrellas de la serie, Jemina Kirke. Ella es la hija de la dueña de Geminola, una tienda vintage ubicada en Perry Street 41, a una cuadra de la casa de Carrie Bradshaw. De esta tienda vintage de New York sacaron prendas para vestir ambas series.
Girls se posicionó también con seis temporadas apelando a una nueva realidad, otra juventud, el eterno faro que nos convoca al debate. Crisis económica, personales y un guardarropa sin el consumismo como ideal de estas jóvenes cuatro amigas convirtiéndose en adultas en pantalla marcó la diferencia entre Girls y Sex and the City.
Mientras Carrie y Miranda inmortalizaron la fachada de Magnolia Bakery y la convirtieron en un punto turístico con sus cupcakes, las pibas de Girls cambiaban los azúcares por las veganas BabyCakes. Unas desde Manhattan, las otras desde Brooklyn. Siempre hermoso hacer viajar al ojo por la ciudad de New York.