Miss Dior: un recorrido inmersivo con aroma a jazmín y empoderamiento
Por Candela Rodríguez | Editora ¡Una pizca de azúcar!
Dior celebra un nuevo integrante en su familia de perfumes con unas coquetas tiendas pop-up que, con sus recorridos guiados, looks de maquillaje y cabina de fotos, proponen que nos sumerjamos en la historia de la septuagenaria fragancia.
La marca presentó, en un amplio podio de la planta baja de Unicenter Shopping, el nuevo
perfume de la familia; el renovado y adaptado a nuestros tiempos Miss Dior, creado por el
perfumista Francis Kurkdjian. Y, si bien estas rosadas pop-up stores están estratégicamente
montadas a lo largo del globo, la de Buenos Aires tiene un valor particular: es la tienda
temporal más grande e imponente que alguna vez se materializó en Argentina.
Este exclusivo podio estuvo hasta la primera semana de julio, pero que no cunda el pánico para
quienes no llegaron a visitarlo: la experiencia se renueva y se extiende a otros puntos del país
–como Córdoba, Mendoza y Tucumán– de la mano de la perfumería Juleriaque
–organizadora del lanzamiento en Unicenter– con Dior takes over Juleriaque, a través de la
cual se podrá acceder, hasta el 13 de julio, a beneficios exclusivos, obsequios y asistencia de
los profesionales de Dior.
Elegantes tipografías condensadas, bouquets de flores ilustrados y fucsia por doquier. La
estética de la tienda retoma elementos característicos de las publicidades de los 60-70: el
anuncio de la colección Prêt-à-Porter que publicó L’Officiel en 1974, y las publicidades e
invitaciones a desfiles de la marca ilustradas por René Gruau, entre 1967 y 1973, aparecen en la galería que se ubica en una de las paredes de la gran estructura rectangular que hace, a la
vez, de representación del icónico envase de Miss Dior y de cabina de fotos –de acceso para
todo aquel que compre un producto de la marca.
Del surgimiento de la maison pueden decirse tantas cosas, que no nos alcanzaría este humilde
artículo. Pero sí podemos ocuparnos del nacimiento de este perfume. Christian Dior era un
apasionado de la jardinería y, este gusto tan particular por la tierra, las plantas y sus aromas,
hizo que deviniera, casi inevitablemente, un exitoso perfumista. Efectivamente, esta faceta lo
llevó a trascender más allá de sus diseños de alta costura y de Prêt-à-Porter.
De esto y más me entero, un poco porque leo mucho sobre moda; y otro tanto porque –luego
de disfrutar un cappuccino con un simpático sello rosa con el nombre de la fragancia–
conversé con Carolina Elisei, una especialista en cosmiatría que me explicó los pormenores
de la confección del perfume y me brindó detalles interesantísimos acerca de, por ejemplo, el
origen del nombre –detalles que, por supuesto, les compartiré en breve.
Hacia 1947, el modisto perfumaba, con una exquisita fragancia amaderada, los salones de la
maison ubicada en el número 30 de la Avenida Montaigne, en París. También, regalaba los
frascos de la fragancia a sus más exclusivas clientas –aquellas que asistían a sus desfiles–.
Todo esto sucedía cuando el hoy afamado Miss Dior aún no tenía nombre. Además de su
pasión por el diseño, la botánica y los perfumes, Christian Dior sentía admiración por su
hermana, Catherine Dior. De hecho, se inspiró en ella para darle nombre a la fragancia. Se
podría decir que Catherine, la mismísima Miss Dior, fue la primera embajadora de la marca.
Mucho antes que Natalie Portman.
“Se dice que, en una reunión en la maison, mientras Christian pensaba el nombre para el
perfume, entró a la sala Catherine, su hermana favorita”, dijo Carolina Elisei, especialista en
cosmética de Dior. “Cuando él la vio, alguien mencionó que había llegado ‘Miss Dior’ y a
Christian le pareció perfecto como nombre para la fragancia”, agregó. Y es que ella, musa de
su hermano, superviviente del feroz nazismo y apasionada de la tierra y las plantas –lo cual
convertiría más tarde en negocio, vendiendo flores al por mayor en el mercado parisino de
Les Halles–, destilaba fuerza y una inagotable juventud que marcó la identidad del perfume
que fue y es, síntesis de una época –tal como indicó el perfumista Kurkdjian–.
Catherine era una empoderada de su época, una en la que serlo no estaba de moda. Kurkdjian,
el nariz francés, quiso lograr este mismo efecto; utilizar este rasgo identitario, rindiendo
homenaje al perfume original de 1947 mediante, por ejemplo, el uso del mismo frasco
rectangular con moño, y del aroma a madera y musgo, pero dándole una vuelta de tuerca.
Según Carolina Elisei, el perfumista buscaba encapsular la esencia del Miss Dior original, con un
twist para la mujer de hoy. Ese cambio radica, principalmente, en la figura del jazmín. Este ya
se encontraba en la fórmula original, pero el aroma terroso y amaderado le daba otro color
–gracias a Carolina, tuve la posibilidad de olerla–. En cambio, en la nueva fragancia, el
jazmín, con un tratamiento muy diferente, genera otras sensaciones. “Se utilizó una
tecnología muy particular para, a través del jazmín, lograr notas que tengan que ver con lo
frutal, con la mandarina y los frutos rojos”, dijo la experta en skin care.
Así, confluyen dos momentos muy diferentes: los gustos y los aromas pueden cambiar, pero
la esencia de la mujer empoderada y con un alma siempre joven –que se puede tener más allá
de algo tan irrelevante como la edad–, son características que forman parte del corazón de la
fragancia Miss Dior. De la de ayer y la de hoy.