La moda Primavera Verano 2025 según Jorge Rey
El poder del juego en la moda
Por Candela Abril Rodríguez | Editora ¡Una pizca de azúcar!
Con un nivel de dramatismo estratosférico, Jorge Rey presentó su colección Expresionarte, compuesta por más de 50 looks, en un Hipódromo de Palermo reservado sólo para él y sus invitados. Los tres –o incluso más– actos que combinaron música en vivo, actuación y una mega puesta audiovisual, dieron como resultado un espectáculo inolvidable que tocó temáticas como el amor y la venganza.
Los modelos no caminaban, bailaban al son de la música en vivo mientras, dándole una vuelta de tuerca a lo establecido para las catwalks, lucían las prendas de autor. Lo lúdico, la expresión sin temor al qué dirán, el retorno al juego y a la niñez, son temas recurrentes en el trabajo del joven diseñador argentino. Bajo el concepto de dejar de preocuparse por impresionar a un otro y comenzar a prestar más atención a la creación de la identidad propia a través de la ropa, Jorge Rey cambió la palabra impresionar por expresionar. Este neologismo funciona a la perfección para describir lo que sucedió el jueves 10 de octubre, en el Hipódromo de Palermo. Más que un desfile, fue todo un show. La iluminación, juguetona y colorida, por momentos –y por otros no– permitía ver a los modelos que, con sus mejores capacidades actorales, pasaban llorando, riendo, saltando o haciendo de cuenta que buscaban a alguien.
Primavera Verano 2025 de Jorge Rey "Expresionarte" | ph Candela Rodrígez |
La palabra desfile le queda corta al espectáculo que montó Jorge Rey junto con su multitudinario equipo. Sin los maquilladores y estilistas, los modelos, los técnicos audiovisuales y el resto del staff, no hubiera sido posible realizar semejante despliegue para más de 800 invitados.
Muy puntual, la proyección de un corto ideado e interpretado por el diseñador, inauguró el show a las 20. Al terminar, apareció Rey en un coche negro clásico que estacionó justo delante de los espectadores de la front row. Enfundado en un conjunto rígido y fucsia metalizado, con cintos que cruzaban en forma de equis por su pecho y con su característico peinado de bucles y media cola, presentó el primer acto de una historia de amor y venganza, con el renacer y el redescubrimiento como cierre épico.
En los looks de la primera pasada preponderaron el blanco, los velos de novia, el encaje y los volados. A medida que avanzaba el desfile, las modelos comenzaron a aparecer con vestidos y accesorios aún más interesantes e irreverentes: bolsos de perrito faldero –no solo con la forma del animal, sino, literalmente, peludos idénticos a un caniche– y vestidos con flecos y pedrería, de una silueta recta similar a la de las flappers de los 20. Un momento dedicado a un baile grupal de las modelos que los vestían, recuerda a los espectáculos del mítico Moulin Rouge.
Luego, un segundo acto para representar la venganza. La cantante y amiga del diseñador, Belén Khoury, interpretó Oasis –una de sus canciones– vistiendo un outfit con cadenas que la atravesaban, la constreñían y explicaban su mirada triste, mientras estaba recostada sobre la gran alfombra roja. Toda una escena, desde luego. La música, que momentos antes era pura alegría, se tornó triste y lenta. Las luces blancas y rojas se tiñeron de azul, verde y violeta.
Las prendas eran, en su mayoría, negras. El ambiente se volvió denso y se creó tensión en el público, expectante ante el evidente cambio de rumbo en la historia. De repente, la música se transformó en Lay all your love on me, de ABBA. Comienza el renacer: nuevas siluetas, estampados a lunares, hombreras, mangas globo, transparencias, plisados, texturas y más color. Mucho más color. Se escuchan los suspiros de los invitados al ver a un modelo con un traje de dos piezas color plateado, con capucha y hombreras estilo puffer. Causa revuelo un vestido blanco y negro estilo Vivienne Westwood, con muchas capas arremangadas en el frente –como aquellos que se usaban hacia el 1700–, tartán para el motivo, faja que hace de corsé y detalles en rojo que cierran con moño el look. En medio de todo esto, sonó Bad Romance de Lady Gaga, en un lapso que recordó a Plato's Atlantis, el último show de Lee Alexander McQueen.
El final de esta historia, marcada por un hilo conductor en que prevalecieron la tensión y la venganza pero también el juego, fue feliz. Jorge Rey, quien demostró poder, no sólo diseñar vestidos de alta costura y accesorios que quitan el aliento, sino también actuar, cantar, idear e interpretar videoclips musicales con fuertes plots que no tienen nada que envidiarle a aquellos que veíamos por tv en su momento más popular –como los que hacía Lady Gaga en 2010, momento de clímax para la música en YouTube–, apareció justo después de la última pasada de sus más de 50 musas, para impresionar. Bueno, impresionar no. Más bien expresionar. Si en la presentación de su cápsula Primavera Verano 24/25 en Colón Fábrica, en el marco de la Argentina Fashion Week, llegó en patines; en este show que tuvo para él solo en el gran predio del hipódromo, redobló la apuesta y se exhibió en un hermoso auto antiguo, cual miembro de la realeza en su carruaje.
¿Con qué nos sorprenderá la próxima el diseñador que llegó para romper las reglas del juego de la moda argentina?
Imágenes: Gentileza Jorge Rey