¿Cuántos mundos se pueden crear con la ropa? El diseño conceptual y sustentable de Anaclara Lijó Losinno
Por Candela Abril Rodríguez | Editora ¡Una pizca de azúcar!
La diseñadora Anaclara Lijó Losinno presentó Plata, su primera colección cápsula, el martes 3 de diciembre en el marco de la muestra final de BA Creativa Moda, organizada por la Dirección General de Industrias Creativas del Ministerio de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Con la exhibición en el Salón Dorado de la Legislatura porteña como excusa, conversó con Bloc de Moda una de las diseñadoras jóvenes que, con mucho esfuerzo, nos representan a nivel nacional e internacional.
Anaclara es sumamente patriota. Siempre está con la escarapela puesta –si es de las que confecciona ella, mejor– y aprovecha eventos importantes para usar los diseños de su marca homónima, a través de la cual intenta generar nuevas narrativas sobre Argentina. Si hubiera que armar una acotada línea de tiempo, su aprendizaje se dio más o menos así: cuando era pequeña aprendió técnicas como el crochet, el bordado o el tejido a dos aguas, en sus tardes de veraneo en San Andrés de Giles; después, estudió Diseño de Indumentaria en la UBA y Adiaphora, su tesis realizada con otras dos colegas, fue elegida para desfilar en un evento de moda sustentable patrocinado por la provincia de Neuquén en 2022. Al año siguiente, tuvo la posibilidad de representar al país en Nueva Zelanda con ese mismo proyecto.
Adiaphora es un muy conceptual trabajo de tesis –ganador del People’s Choice Awards 2023 de iD Dunedin Fashion– que condensa elementos de un futuro distópico, la metamorfosis del ser humano con la flora y la fauna de un mundo post-apocalíptico, todo manifestado a través de asimetrías, detalles con forma de grandes alas de mariposa o pétalos de flores y unas interesantísimas camperas tipo mochila –con arnés– que tienen continuidad en sus trabajos posteriores –y anteriores también, como en Chasing Rainbows–. El nombre del proyecto significa algo así como “indiferencia hacia la vida”, y es una exquisita mezcla de rubros entre lo urbano y lo nocturno, con un potente tinte criollo y una irreverencia propia del diseño independiente. Según Anaclara, este mundo post-apocalíptico es también paradisíaco, porque representa lo positivo que viene después de la destrucción de la tierra en manos de los humanos y sus aberrantes prácticas. Una asociación libre: la alegórica mariposa podría ser pensada como un elemento clave, debido a su posibilidad de metamorfosis, de renacer como algo más puro que su estadio anterior. Las flores, las mariposas y las mutaciones genéticas, se logran a través de la silicona como material no convencional, la organza, las hibridaciones desde la textura y la morfología, y la combinación del color en una gama que va desde el lila y el rosa, hasta toques en naranja y la preponderancia del B&W. La madre tierra recobra lo que siempre le perteneció, y lo hace deshaciéndose de los humanos.
Pero hablemos de Plata. Ese es el nombre de la colección cápsula que la llevó a ser finalista de BA Creativa en la categoría Moda. El evento, que tuvo lugar en el Salón Dorado de la Legislatura Porteña, fue el cierre de un concurso que reconoce y premia a diseñadores emergentes, entre ellos, Anaclara Lijó Losinno. Con Plata, se aleja un poco de la abstracción y del universo fantástico de Adiaphora –más vinculado con los primeros trabajos de experimentación artística de un diseñador–, para bajar a tierra –más precisamente, a nuestras tierras– y mostrar un lado más serio y comprometido con algo bien tangible: la situación actual de Argentina, con todo lo que esto conlleva. En ambos proyectos se trabaja fuertemente con referencias espaciotemporales. Si Adiaphora nos permitió viajar hasta el fin de la humanidad y de la tierra como la conocemos; Plata, la nueva línea de prêt-à-couture de Lijó Losinno, nos transporta al siglo XIX y propone la fantasía de una Argentina de nuestro siglo, menos convulsa y con más acuerdos respecto del aspecto político-económico, pero también del cultural.
“A través de Plata transmito mi creencia de que no debemos centrarnos solamente en las diferencias, sino en la búsqueda de la unión de los argentinos”, le contó Anaclara Lijó Losinno a Bloc de Moda. “Con esta colección hago el traspaso al período de la independencia porque fue un momento en que esto sucedió, ya que en 1810 nos plantamos todos con la idea de que lo que nos une es que somos argentinos que buscan la independencia y quieren salir adelante como país”, agregó. Esta línea de pensamiento es sumamente visible en su trabajo. Anaclara dice con la palabra, como lo hizo en su charla inaugural en la presentación de su colección cápsula en el Museo Nacional de la Historia del Traje, en el marco del ciclo Efímeras. Pero también dice mientras crea mapas con retazos recuperados de vestidos de novia y los une con hilos plateados, para las capas de tres metros o las faldas drapeadas que confecciona. Su aporte, como el de muchos otros diseñadores, tiene que ver con fomentar la unión de los argentinos a través de la indumentaria. “Cuando me recibí tomé un juramento por la patria, para defenderla y unir, no para basarnos únicamente en nuestras diferencias, menos aún en las político-partidarias”, dijo quien también fue abanderada de la UBA.
Si hay algo que atraviesa todo el trabajo periodístico de Bloc de Moda, es exactamente eso: la importancia de la moda como sistema y su poder de decir, de contarnos, de unir y desunir, de estratificar, de mostrar aspectos obvios y formales, pero también de desnudar la psique –gustos, pasiones, intereses, formas de pensar y de mostrarse frente al mundo–. Otra preocupación de BdM tiene que ver con las maneras de hacer de este sistema. La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta y el diseño sustentable aparece hoy, no como una simple alternativa, sino como una imperante necesidad. Todos los trabajos de Anaclara, articulados bajo su marca homónima, son realizados con descartes textiles. “Busco trabajar con materiales que sean lo más sustentables posible”, afirmó Lijó. “Hago piezas con materiales nobles como cien por ciento seda y lana, o con remanentes de la industria y, por supuesto, con nuestros propios descartes”, añadió. El aspecto sustentable va desde lo más pequeño, como los pines de mariposa que fabrica en una amplia gama de colores; hasta lo más grande, como la moldería de corsés históricos, piezas clave para la colección y para ilustrar los usos y costumbres de la época que representan.
Lo urbano, además de vislumbrarse en las siluetas, se ve rápidamente en las camperas puffer y en las faldas utilitarias. Curiosamente, algo de este estilo ya se usaba en el período de la independencia: las chaquetas cortas y de manga larga llamadas Spencer, tienen incidencia en la moda aún hoy. Las prendas al estilo regency, con sus vestidos finos de muselina ajustados debajo del busto y con caída recta, tienen la vuelta de tuerca de Anaclara, que las lleva al rubro deportivo con campera puffer y short tiro alto para cerrar el conjunto. El vestido Josefina, hecho con gasa liverpool y con hilos foil de un metalizado color plata –siempre plata– para los detalles, tiene el corte imperio y todo el simbolismo de la Revolución Francesa. La moda francesa de la revolución de 1789 marcó fuertemente la de la Revolución de Mayo aquí, en Argentina. “Durante la Revolución Francesa y ante el exceso de gastos de la nobleza que empobrecía al pueblo con impuestos, se comenzó a utilizar la muselina como forma de manifestar desacuerdo”, aseguró Anaclara. “Fue ese espíritu de libertad, igualdad y fraternidad el que inspiró, no sólo a nuestros próceres para la revolución, sino también la indumentaria de las mujeres rioplatenses”, agregó. En la conexión entre Francia, Argentina y sus respectivas revoluciones, se plantea otro viaje espacio-temporal. Un pasaje entre el excesivo rococó con sus extravagantes peinados, corsés, miriñaques, adornos y más adornos, y la posterior revolución en el vestir con sus austeros vestidos de muselina con los que el pueblo pasaba frío. La moda representa, entonces –y como poco–, posturas políticas y posiciones societales.
Cómo reenamorarse de la Argentina
Si existiera una pregunta que pudiera articular el objetivo de la diseñadora con esta colección, sería la siguiente: ¿cómo reenamorarnos de la Argentina? En el camino de la independencia –entre 1810 y 1816–, personas diametralmente diferentes, tanto en sus ideologías como en sus respectivas situaciones socioeconómicas y hasta en sus formas de vestir, se unieron con el objetivo común de ser un país independiente. La idea de Plata nace en medio de las últimas elecciones de 2023, entre desánimos y todo lo que vino después. “Desde mi lugar como diseñadora, quiero hablar de este período y traer una forma de reenamorarnos de nuestro país, de nuestra cultura, que tan rica es”, sostuvo Lijó Losinno.
Como las referencias históricas de Plata son inagotables, cuanto uno más se detiene a ver las prendas, más encuentra. Si se mira bien de cerca, hasta se puede ver a las damas patricias que donaron sus joyas para que el ejército de San Martín, que estaba a punto de partir, pudiera comprar ponchos y comida para el viaje. O el momento en que estas tomaron sus propias ropas y abanicos, y les descosieron los abalorios para ponerlos en la bandera del Ejército de los Andes. Hay algo muy significativo en estas acciones: lo de uno también es de la patria y desde el lugar en que se esté, algo se puede aportar en esta (re) construcción de sentido y de un país.
Anaclara está en los detalles y sustenta su propuesta con un análisis profundo de la historia de nuestro país. Propone esta construcción del hermanamiento entre argentinos mediante telas unidas por hilos plateados, agregando una capa más de significado. Plata, siempre plata: este nuevo significado tiene que ver con la palabra argentum, plata en latín. “La identidad de nuestro país tiene una historia de mitos muy interesante sobre la plata, como la leyenda del Rey Blanco –señaló la diseñadora graduada con honores–. Los españoles creían que si entraban por el Río de la Plata iban a encontrar una mina gigante de plata y se volverían ricos, e incluso muchas expediciones desde España se desviaban de su camino hacia la India para venir a América por el afán de encontrar esta mina. Entonces, hablo de la plata como mineral, como bien de intercambio y como elemento cargado de sentido, y la misma colección tiene eso de la codicia impuesta por un externo”.
Plata, argentum, Argentina, todo unido por un hilo plateado. Lijó Losinno traza conexiones entre argentinos hermanados en su universo de ropas. Y, también, analogías: el proceso de construcción a partir de textiles y el proceso de construcción de nuestro país se cuenta en forma de íconos y emblemas. En las flores bordadas sobre las finas prendas blancas de su colección, aparece la inspiración que le dieron las mantillas utilizadas por las mujeres en 1810. En algunas de las piezas –como en las chaquetas o capas– pueden encontrarse partes del himno, el escudo de Argentina y hasta laureles bordados. Todo distribuido muy cuidadosamente, como puntos en este mapa del viaje espaciotemporal entre la Argentina de 1810 y la de hoy, hasta entre Argentina y Francia. Puntos plausibles de ser conectados y listos para las diferentes lecturas que quien mira detenidamente les puede dar. “Uno de mis objetivos con Plata es traer una parte de la verdad del país al imaginario colectivo”, dijo Anaclara.
De alguna manera, todos los trabajos de la diseñadora hablan, en algún punto, de lo mismo. En sus primeros trabajos prácticos, como Chasing Rainbows o The Horse Problem, ya estaba presente la inquietud por las asimetrías y la exploración a través del color. Adiaphora, la tesis de Anaclara Lijó Losinno, explora una temática fantástica mediante el uso de esas mismas asimetrías y hasta iconografía que ya era popular en la Época Clásica –como la mariposa, tan utilizada en el arte funerario–. Plata es la consolidación de los elementos recurrentes en el diseño de Anaclara, pero con un aire más serio, más ceremonial. Aires de boda. “Pienso a Plata como una boda por varios motivos –sostuvo la creadora de la colección–. Primero, porque realicé gran parte de las piezas de la cápsula con retazos de vestidos de novia que rescaté de los descartes de un atelier en el que trabajé. Segundo, porque cuando viajé a Nueva Zelanda a defender Adiaphora frente al jurado de la competencia, vi el trabajo de una diseñadora que les ponía vestidos de novia bien británicos a modelos maoríes, generando un contraste espectacular entre culturas. Y eso me hizo reflexionar sobre cómo en Argentina esto no sucede exactamente así, al menos no entre dos culturas marcadas, sino que somos millones de pedacitos de distintos universos que se unen para formar uno mayor”. En esa línea, muy de la dialéctica hegeliana, la síntesis sería un país en el que se tenga en consideración cada uno de esos pedacitos de historia, de cultura.
Si hubiera tres estadios posibles, tal como los actos del teatro clásico, para contar la historia de nuestro país, hoy estaríamos en el nudo. En un limbo. ¿Es posible llegar a ese post-apocalipsis paradisíaco –como el de Adiaphora– y no morir en el intento? ¿Cómo podemos tomar lo mejor del ayer para replicarlo en el hoy? La experiencia de rever nuestra historia, incluso una que parece tan distante como la del período de 1810-1816, nos permite tomar ideas, elementos que podrían ayudarnos a juntar esos pedacitos. Unir con un hilo de plata esos puntos que parecen estar diseminados por doquier.
Una idea optimista –¿otra asociación libre?–: quién sabe, tal vez al unir esas partes –y al unirnos– más allá de las diferencias aparentes, podamos llegar a la síntesis tan esperada. A un estadio superador donde reine el respeto, donde la preservación de la cultura, la memoria y la(s) historia(s) del país, sea una prioridad. Una Argentina que, en lugar de pensarse desde el lugar periférico otorgado por la mirada externa y lejos de ser un país para unos pocos, funcione, en palabras de Anaclara Lijó Losinno, como “la integración e inclusión de cada pequeña parte de la cultura, que deviene en un nuevo universo colectivo llamado nación argentina”.
Imágenes gentileza Anaclara pertenecientes a las colecciones Plata y Adiaphora